La cordobesa pasó momentos malos y buenos. Lloró y también sonrió. Pero el momento más lindo que le tocó vivir fue, sin dudas, el reencuentro con su hijo Juan Esteban. La promesa de Rial se había cumplido. Las amenazas de abandonar el juego se diluían. Entre llanto y emoción, la hermanita pudo abrazar a su hijo.
Pamela también tuvo una extensa charla con su madre, quien la tranquilizó y le dijo que afuera está todo bien. Además, le pidió que no abandone la casa y que valore el esfuerzo que hizo en estos dos meses.
(ciudad.com)
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