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"UN AÑO PARA RECORDAR", LUNES A JUEVES 21.45 HS.


La comedia de Telefe tuvo un punto de partida prometedor, con personajes muy televisivos.

Una violenta escena de celos, en el escenario de un supermercado cerrado y desierto, de Víctor (Rafael Ferro) a su mujer, Ana (Carla Peterson), termina trágicamente cuando ella lo mata, accidentalmente, de un sartenazo. En estado de shock, se va a su casa, le cuenta lo sucedido a su amiga Micaela (Eleonora Wexler) y se duerme. A la mañana siguiente, cuando se despierta con toda la culpa, Ana descubre que es el mismo día, pero del año pasado.

A partir de ese momento, la protagonista empezará a vivir nuevamente el último año del título aunque con la particularidad de ya haberlo vivido y con todas las alternativas derivadas de ello.

El punto de partida de Un año para recordar (Telefe, a las 21.30), más que interesante (y sin entrar a buscarle semejanzas, que después de todo, en un siglo de cine, ya está todo inventado) sitúa una vez más a Carla Peterson como eje central de una historia de Sebastián Ortega que se monta sobre un contexto de realidad atravesada por elementos de fantasía. El registro que mejor maneja. En tal sentido, Lalola y Los exitosos Pells se mostraron más redondos y rendidores que el híbrido de Botineras.

Un supermercado familiar es el marco elegido para la historia. En él, Ana es supervisora de cajas, Víctor es el hijo del dueño (Osvaldo Santoro), Micaela es cajera, y Dante (Gastón Pauls), además del amante de Ana, es un personaje muy misterioso (mezcla de agente, espía y Ser urbano) del que aún nada se conoce. La mala de Isabel (Julieta Ortega), jefa de empleados y "enemiga" de Ana completa el abanico de personajes junto a los de Valentina Bassi, Campi, Roly Serrano y Florencia Raggi, entre otros. Y en una licencia que no llega al nepotismo, más allá de la participación de Luis Ortega en la dirección, Evangelina Salazar le puso su voz en off a la presentación de la historia.

Con su matrimonio ya hecho trizas, y antes del sartenazo fatal, Ana había formulado un deseo frente a su estatua-fetiche (de la cual tiene una pequeña réplica en su mesa de luz). Arrojando una moneda a la fuente pidió "otra oportunidad, eso quiero". Volvió a hacerlo en la noche fatal, prendiéndole una vela a la réplica antes de dormirse. Y a la mañana siguiente, el milagro se consumó. Claro que con sus bemoles.

Peterson y Wexler asoman como una dupla de amigas de muy alto rendimiento televisivo, con las espaldas muy bien cubiertas por el oficio de Ferro, Santoro y Pauls. Buena coloratura prometen los personajes de Ortega (Julieta), Valentina Bassi y Campi, como el delegado sindical. La corrección formal, ya probada en las producciones de Underground, completa un cuadro de situación que permite ser optimista sobre el desarrollo de la comedia.
(clarin)

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