Sin embargo, no fue la investigación policial la que llegó hasta el criminal: fue la propia Marga quien confesó el hecho. Aunque tampoco fue una confesión formal o pública: Marga susurró el crimen al oído del Chiqui (Nicolás Cabré) mientras él dormía bajo los efectos de un calmante después de haber recibido una paliza de un grupo de barrabravas del club. "Ella nos quería separar", dijo en un tono como de trance, como argumento por haberla acuchillado.
Antes de llegar a esa verdad, el grupo de policías que investiga el crimen repasó a los sospechosos que estaban bajo la lupa buscando posibles razones para el asesinato.
El recurso usado fue el flashback. Con cada uno de los posibles asesinos, la historia se remontó al momento del crimen con Giselle enfrentada a cada uno de ellos, siempre con el mismo final. En el relato de Marga (también en flashback), Giselle amenaza con contarle al Chiqui Flores que el hijo que espera Marga no es de él sino de Nino, lo cual significó su sentencia de muerte.
Por otra parte, Tato salió de la cárcel, se enfrentó a Nino y después de acusaciones cruzadas, los malvados decidieron volver a ser socios. En medio de las pasadas de factura mutuas, Nino reveló un costado humano confesando que quería de verdad a Giselle.
A su vez, la salida de Tato de prisión puso a los policías Torres y Rodríguez (que habían plantado pruebas en su contra) al borde la exoneración y a toda la Departamental con Arregui (Roberto Carnaghi), Salgado (Pablo Rago) y Laura (Romina Gaetani) frente a una disolución.
Ahora, la intriga será cómo el resto de los personajes se va a enterar de esta verdad y qué vuelco tomará la trama a partir de ahí.
(clarin)
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