Tercera Botinera asesinada, pero esta vez no por necesidades del guión. Por voluntad propia, Florencia Peña dijo adiós a Botineras, y su personaje, Gisele -esa madama capturadora de futbolistas "a ubicar" con muchachas ambiciosas- abrió con su final otro juego, claramente acentuado en el género policial.
Primero fue Solange (Emme), luego Vanina (Jenny Williams), y ahora la fracasada Gisele. A esos tres finales dudosos se suma el del jugador español disparador de la trama y por el que "Chiqui" Flores (Nicolás Cabré) fue imputado. Y hace unos días se supo que el padre de "Chiqui" también murió en manos de esa mafia comandada por Tato Marín (Damián De Santo). Tanto homicidio rumbea a la ficción de Underground lejos de la arista risueña del comienzo.
Entusiasmada por una vida nueva en Venezuela, antes de partir Gisele fue víctima de un verdugo cuya verdadera identidad quedó incierta a la mirada del televidente. La historia la mostró armando las valijas, cuando el ex policía (Alejo Ortiz) descubrió que ella era informante de la justicia. Enterado Tato, limpió territorio (su casa) y la invitó con planes macabros. Pero ella se cruzó antes con el futbolista Lalo (Ezequiel Castaño), quien por causas poco claras la amenazó con un "te voy a matar". Hasta ahí, tres posibles sospechosos. Y uno más: Nino (Gonzalo Valenzuela), enfurecido porque ella descubrió que Marga (Isabel Macedo) tendrá un hijo del chileno y no de "Chiqui". Ingenua, en plena persecución, abrió la puerta de su casa y...
Un abanico de cuatro candidatos al crimen y, en todos, una mancha de sangre.
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