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DAMIAN DE SANTO HABLA DE "BOTINERAS"

Cada noche, en Botineras, Damián De Santo se convierte en Tato, el mánager corrupto, manipulador y simpático, que mueve los hilos invisibles de los otros personajes a su conveniencia. “¿En qué me basé? en el típico argentino”, contesta el actor en un recreo de las grabaciones. La charla sigue por las variantes en la vida real de ese compadrito de sonrisa que hace clin; de los cambios de elenco y guionistas en Botineras; y de la pulseada Pol-K/ Underground por el rating de la franja nocturna (en Canal Doce y Teleocho en Córdoba, respectivamente).

¿Influenciaron los cambios en el programa en el perfil y el destino de Tato?

No, mi personaje no tuvo cambios. Siempre fue así, ambicioso, seductor, simpático, transero. Se perfilaba como el personaje que soy. Es el típico argentino, no sólo en el representante, no todos los representantes son así. Claro que a la hora de negociar son bastante hostiles porque hay mucho dinero de por medio, por eso esos personajes son muy seguros para el negocio y eso los hace fríos y calculadores.

¿Te cruzaste con personajes así?

Sí, hay en todos los ámbitos: un bancario que vende préstamos, el que te vende un coche usado, o el representante de un jugador. No me basé en nadie en particular, saqué lo peor de mí para actuar y fue una buena catarsis, es un personaje interesante por su mixtura y es divertido para mí hacerlo porque es alguien que no soy en la vida, ser así en la ficción está bueno.

Después de las comedias con Cris Morena, ¿es un regreso a los personajes más dramáticos que hacías en Pol-K?

No creo en el “regreso a”, armo personajes y trato de elegir los que sean diferentes. Ahora, sí es la primera vez que hago un malo en TV y estoy contento con lo que se ve en pantalla.
¿Guillermo Coppola se te acercó, te dio consejos?
En la ficción, estuvimos en escenas con él y el Bambino. En la historia yo soy un pollo de él, él quiere encaminarme, pararme la moto, pero yo le miento y le digo que está todo bien. Tato es más ambicioso de lo que él cree, es todo un señor Coppola.

¿Y no te dio consejos reales para el personaje?

No, lo que vi en Coppola es su seducción, su ángel, su manera de contar las experiencias que tuvo. Son tipos muy especiales, difícilmente no te sientas atraído por ellos. También es un lugar de poder importante, si lo utilizás mal podés dañar a mucha gente, sobre todo cuando depositan mucha confianza en vos. De hecho, al personaje le está sucediendo eso, genera dependencia con sus jugadores, que les cuenta la historia que les conviene. Cambio y fuera

En los últimos tiempos, después de la primera caída del rating de Botineras (que no logró explotar como el producto anterior de Underground, Los exitosos Pells), la productora hizo varios cambios y enroques en el equipo y elenco, y acercó el programa más al policial que al romántico de humor. En el camino, quedaron afuera autores y actores.
¿Cómo vivieron en el elenco esos cambios?

Estamos acostumbrados a que pase eso, pero nunca nos acostumbramos del todo. Cuando laburás con gente que querés y se va, como Maxi Ghione, te ponés triste, podrías estar vos en su lugar. Nosotros vivimos de esto, eso te angustia. Pero nuestra historia de trabajo es así. Algunos, por decisión de la producción, quedaron en el camino. Lo vivimos como todo cambio, moviliza, pero lamentablemente hay que acostumbrarse a eso, sobre todo en Argentina.

¿Y cómo perciben los resultados del programa?

Estamos contentos con la respuesta de la gente. Pensá que en los primeros capítulos tuvimos picos de 32 puntos, que después fue bajando porque teníamos un tanque del otro lado como Valientes. Pero la gente quería ver algo nuevo, y hoy tenemos un público cautivo en los 16 puntos que tuvimos siempre, somos el programa más visto de Teleocho. Eso habla de lo que la gente quiere ver a esa hora, algo más fuerte, más interesante.
¿Creés que el culebrón ya no funciona?
Creo que el culebrón a ese horario no funciona. Después de las 22 necesitás algo más interesante, más inteligente. Fijate que el público ABC1 de los canales de tele consume productos que se publicitan en los programas que se dan más tarde. Así, aunque el porcentaje de público sea menor, sí consume. Es el público que ve cine, que alquila una buena película, que quiere ver y escuchar un programa, no verlo mientras plancha o cocina de espaldas. Si te perdés cosas de Botineras, perdés el hilo de la historia.

Es decir que a las cifras se les aplica calidad además de cantidad...

Pasa como en las facultades. Se anotan en los primeros años 200 alumnos y terminan 25: los que tienen ganas, son inteligentes, tienen la capacidad. Hay un filtro real del público, que al principio mira la novedad y después elige si eso le gusta. Y el que elige es más exigente a la hora de ver televisión, busca calidad.

¿Y cómo se condice eso en la calidad de grabación?

En Underground me siento como en lo que era Pol-K al principio, o lo que es Pol-K en sus unitarios, donde la dirección y la guía van al cuidado de la imagen, al de la actuación. No subestimamos al espectador, si hay sombra de micrófono se filma otra vez, si algo sale mal se repite la escena, por más larga que sea.

¿Cómo sigue tu año?

Terminaremos de grabar en agosto, y después me voy para las sierras, donde vivo y tengo mis cabañas. Laburo en tele cada dos o tres años, cuando lo hago, viajo para allá todos los fines de semana y descanso en las cabañas de viernes a domingo. Necesito un poco de paz y me gusta estar en Villa Giardino. Además, aprovecho la temporada baja y me preparo para el verano.

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