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FLORENCIA BERTOTTI LLEGA A CÓRDOBA CON "NINI" Y NOS CUENTA TODO

Hace más de cinco años, Florencia Bertotti pasaba por Córdoba en el cuerpo y el alma de Floricienta, uno de los grandes éxitos televisivos que trascendió la TV y sobrevivió bastante tiempo después de dejar la pantalla. Este sábado lo hará como Niní, su nuevo personaje, un papel y una producción que para esta chica de apenas 27 implican más desafíos. Desde aquel lejano 2004 hasta ahora, pasaron muchas cosas en la vida de Florencia: se casó, fue mamá de Romeo, se lanzó como productora con su marido Guido Kaczka y juntos escribieron la propia historia que más tarde llevaron al aire.
“Allí está la historia que nos interesaba contar. De ahí partimos con Niní, y todo fue saliendo como muy natural: las canciones, el elenco, el equipo de trabajo. Fue todo muy artesanal y muy cuidado, y disfrutamos de todos los procesos hasta poder tener el primer capítulo en pantalla”, asegura Florencia al otro lado de la línea. Este show, diseñado para toda la familia, propondrá mucho color, coreografías y las canciones que se vieron en pantalla –y se editaron en un exitoso álbum, que recibió el Disco de Oro– escritas e interpretadas por ella. El espectáculo, dice Bertotti, “está buenísimo”. No tiene ningún pudor en ponerse la camiseta y ofrecer lo que, asegura, nació con el corazón: “Lo preparamos con muchísimo cariño y esfuerzo, y tiene muchas cosas, un montón. No para un minuto. Es un repaso por todas las canciones del disco y algunas canciones nuevas. Están los personajes de la tele, un montón de bailarines, hay momentos muy divertidos. Es para pasar un buen momento, es divertido para toda la familia”. La experiencia en vivo, que tuvieron en Mar del Plata, fue “increíble, emocionante. Es un espectáculo para pasarla bien. Venís, te reís, bailás, cantás, pasás un buen momento, compartís con tu familia y te vas con una sonrisa en la cara. Ahí nosotros decimos que la misión fue cumplida”.

¿Vos también la pasás bien?

¡Sí! La pasamos bomba, aunque terminamos muy agotados. No paramos de bailar ni un minuto desde que empieza hasta que termina. No sé si yo estoy vieja o no sé qué me pasa...

Sos madre ahora.

El hijo se nota, te digo. Cuando termino el show no puedo haber transpirado tanto. Estoy mojada de los pies a la cabeza, pero con una adrenalina y una gran alegría de compartir con la gente. Todo pasa muy rápido, sin darnos cuenta ya estamos cantando y bailando la última canción.

¿Cuál fue el mayor desafío: producir o tratar de sostener el impacto de “Floricienta” o “Son amores”?

En eso no pienso, porque es como tirarte para atrás. Si decís “tengo que estar a la altura de...” te estás perdiendo de trabajar para estar contento con lo que estás haciendo. Y me parece que se pierde en ese camino. Lo que nosotros pensamos es hacer algo que nos guste, primero, que nos haga sentir orgullosos, contar algo que nos convenza para después poder convencer al resto. Si querés empezar ganando algo ya no son tan legítimos el camino y el recorrido.

Hacer dos personajes, encima uno varón, ¿supone un desafío extra?

Ahora me divierte, porque son muy surrealistas las situaciones que le tocan vivir al personaje varón. Pero al principio sí era un desafío: que se crean que era un varón, cómo hacía con el cuerpo, con la peluca, con la postura. Ella tiene que cambiarse muy rápido para que sea creíble. Ahora me divierte.

En tus últimos trabajos hay como magia. ¿Creés en la magia?

Creo en el espíritu y en el bienestar como algo más allá de lo racional.

¿Ser madre te puso más los pies sobre la tierra o al revés?

Voy a decir una obviedad: empezás a pensar en el otro antes que en vos mismo. No hay otra cosa antes que tu hijo. Obviamente, te volvés racional en cuanto a lo práctico, de sentir peligros y que no le pase nada. Pero soñadora en el sentido de que esté bien, que haga lo que le guste, que pueda vivir en un mundo ideal... o tratar de preparárselo lo más posible y después que él haga su camino.

¿Como productora harías algo para que protagonicen otros o pensás las cosas para poner cuerpo y alma?
Me encanta actuar, más que nada. Disfruto un montón, y cuando quiero hacer algo pienso hacerlo yo, de angurrienta nomás (ríe). Cualquier proyecto que hablamos lo hablamos para encararlo yo como actriz, pero no descarto nada.

¿Habrá segunda temporada de “Niní”?

Ojalá. Estamos en eso.

Estuviste en “Verano del ’98”, semillero de figuras de ficción; “Son amores”, que reinventó la ficción a la noche, y “Floricienta”, que consagró el género. ¿Qué creés que va a recordar la gente de “Niní”?

No lo sé. Me gustaría que quede como un buen programa con un lindo mensaje, y que uno podía pasar un buen momento a la tarde mirándolo en familia, con lindas canciones. No soy muy ambiciosa en eso.

¿Explotarías un costado más sensual en la actuación?

Lo venía haciendo, pero los últimos tres personajes no tenían eso. No es un prurito, no es algo que diga por contrato que no lo hago. Los últimos fueron infantiles y el anterior un personaje muy aniñado. Sólo no se dio.

Trabajás con tu marido... ¿Cuándo cortan?

Nunnnnnca. Nunca, nunca jamás. Es algo que a los dos nos gusta, lo disfrutamos, y cuando te queda algún tema pendiente lo hablás en el auto, en tu casa, el fin de semana, a las 3 de la mañana. Uno no lo divide, primero porque es parte de la vida de uno, y cuando hay que resolver las cosas, hay que resolverlas.

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